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FIGURA 1. Yacimientos ibéricos y romanos de Puebla de Don Fadrique.
La finalidad de este artículo es dar a conocer la escultura de un togado encontrado en la
cortijada del Duque. En este lugar se ubica un extenso yacimiento en llanura, que ocupa una suave
loma cortada por la carretera que desde la Toscana se dirige a Bugéjar. Su elevación es de escasos
metros sobre los terrenos circundantes, dedicados al cultivo de cereales de secano (Fig. 1).
Un estudio de materiales del yacimiento, que abarcan desde un periodo prehistórico hasta
1
época medieval, fue publicado por nosotros . En él detallábamos algunos aspectos geográficos
de la zona en la que se encuentra el asentamiento, por lo que ya no trataremos este aspecto.
La estatua fue encontrada, casualmente, en el punto señalado en el plano de la fig. 2, A, en
la intersección de la carretera a Bugéjar con el camino que desde El Duque se dirige hacia la
acequia de Bugéjar, en el lugar indicado en la fotografía de la figura 2, B con una flecha.
Apareció boca abajo, sobresaliendo casi en su totalidad del nivel del suelo y acompañada de
otras piedras más pequeñas y brozas que habían sido depositados allí por el tractor al arar el
1 FERNÁNDEZ PALMEIRO, J. y SERRANO VÁREZ, D.: «Un importante yacimiento ibero-romano en la
cortijada del Duque (Puebla de don Fadrique, Granada)». Verdolay, 5, Murcia, 1993, págs. 89-107.
La finalidad de este artículo es dar a conocer la escultura de un togado encontrado en la
cortijada del Duque. En este lugar se ubica un extenso yacimiento en llanura, que ocupa una suave
loma cortada por la carretera que desde la Toscana se dirige a Bugéjar. Su elevación es de escasos
metros sobre los terrenos circundantes, dedicados al cultivo de cereales de secano (Fig. 1).
Un estudio de materiales del yacimiento, que abarcan desde un periodo prehistórico hasta
1
época medieval, fue publicado por nosotros . En él detallábamos algunos aspectos geográficos
de la zona en la que se encuentra el asentamiento, por lo que ya no trataremos este aspecto.
La estatua fue encontrada, casualmente, en el punto señalado en el plano de la fig. 2, A, en
la intersección de la carretera a Bugéjar con el camino que desde El Duque se dirige hacia la
acequia de Bugéjar, en el lugar indicado en la fotografía de la figura 2, B con una flecha.
Apareció boca abajo, sobresaliendo casi en su totalidad del nivel del suelo y acompañada de
otras piedras más pequeñas y brozas que habían sido depositados allí por el tractor al arar el
1 FERNÁNDEZ PALMEIRO, J. y SERRANO VÁREZ, D.: «Un importante yacimiento ibero-romano en la
cortijada del Duque (Puebla de don Fadrique, Granada)». Verdolay, 5, Murcia, 1993, págs. 89-107.
terreno, actualmente plantado de árboles. Creemos que el tractor no la arrastraría desde un lugar
muy lejano, tanto por su considerable tamaño, como porque en la parte labrada no se aprecian
desperfectos que se hubieran producido por el roce.
Próximo al lugar del hallazgo se ha acumulado, para facilitar las tareas agrícolas, un gran
montón de piedras, que posiblemente se utilizaron en construcciones y que aparece en la
fotografía de figura 2, B en la parte derecha. Hay también restos de tégulas, plaquetas de
mármol, ímbrices y fragmentos de bloques de arenisca. Estos mismos materiales aparecen en las
lindes de los terrenos próximos.
DESCRIPCIÓN DE LA ESTATUA
Está esculpida sobre roca arenisca de grano fino y color beige. En algunas zonas tiene
tonalidades verdosas producidas por el contacto con la hierba, oscuras de la tierra y negruzcas,
en la espalda, debido del neumático del tractor.
FIGURA 4.
A: Parte posterior de la estatua.
B: Detalle de los restos de la túnica que lleva bajo el pallium.
Medidas.
— altura: 82´5 cm.
— anchura: 45 cm.
— grosor: 25 cm.
Representa la figura masculina de un togado que ha sido labrada solamente hasta encima de
las rodillas. Le falta la cabeza y cuello, del que solo se aprecia el inicio. La base, en la que se
ven las huellas del cincel, presenta acabado tosco. La estatua, con un ligero apoyo, se mantiene
vertical (Fig. 3).
La parte de pecho comprendida entre el inicio del cuello y la mano pensamos que ha sido
rebajada intencionalmente, eliminando el relieve que tendría. A pesar de ello aún se aprecian los
restos de la túnica que llevaba debajo (Fig. 4, B).
La espalda se desbastó ligeramente y se aprecian las acanaladuras hechas por el arado (Fig.
4, A); una de ellas ha arrancado un fragmento del lateral derecho, en la unión entre el primer
pliegue y el segundo (Fig. 5, A). En la parte izquierda de la figura hay dos roturas: una afecta a
los pliegues que caen en vertical y a parte de la base; otra produce una concavidad en la mayor
parte del lateral izquierdo (Fig. 5, B). Por toda la superficie hay desconchados debido a la
blandura de la roca en que se labró y en la parte derecha del último pliegue, hay un hueco
natural (Fig. 5, A).
La figura va envuelta en unpallium . Desde su lado derecho parten cinco pliegues curvos que
se recogen en la mano izquierda, a la altura de la cintura, para caer desde allí verticalmente.
Sobre el pecho se forma un escote triangular a modo de sinus, con pliegues más densos, seis a
la izquierda y cuatro a la derecha (Fig. 3). En el vértice aparece la mano diestra, que sujeta la
prenda; su posición iría forzada respecto al antebrazo. Los dedos están muy desgastados,
apreciándose un relieve que podía corresponder al pulgar, que estaría muy abierto, o bien podía
ser parte de los pliegues del escote (Fig. 6, A).
El brazo izquierdo caería pegado al cuerpo y sólo asomaría la mano, de la que apenas queda
un muñón (Fig. 6 B).
MATERIALES ENCONTRADOS EN LAS PROXIMIDADES
— Bloques de arenisca con huella de haber sido trabajados:
En la linde del bancal, paralela a la carretera, en el que se encontró la estatua, hay dos
grandes bloques que aparecen en figura 7. El de la derecha tiene una acanaladura paralela a uno
de sus lados (cuyo detalle se puede apreciar en la fotografía de abajo), con una anchura de 8 cm.
y de profundidad desigual: en el extremo redondeado es de 4 cm., formando un plano inclinado,
que disminuye en altura hasta igualarse con la superficie de la cara. En el bloque de la izquierda
se ha rebajado su superficie central en una profundidad de 2 cm., quedando dos de sus bordes a
una mayor altura.
En el montón de piedras que aparece a la derecha de la fotografía de figura 2, B, se encontró
un bloque que conserva dos caras originales. En una de ellas aparece una perforación y huellas
de otra (Fig. 8, arriba). En la parte opuesta hay tres huecos, que podían ser la parte final de otras
perforaciones, que tendrían su inicio en la cara original (Fig. 8, abajo). También procede de este
lugar un pequeño bloque con dos caras paralelas separadas por una altura de 14 cm. Su frente
está formado por un filete y media caña (Fig. 9, A).
— Otros restos:
Fragmento de ímbrice: Lleva incisas dos letras capitales. Ambas fueron trazadas con un
instrumento de punta roma, posiblemente un punzón, que da lugar a un perfil en «U»; se hicieron estando la arcilla tierna, ya que se aprecian las rebabas. Las líneas verticales son
ligeramente curvas y trazadas de arriba abajo.
A la izquierda aparece un trazo ligeramente inclinado cuya parte inferior coincide con la
rotura, lo que impide determinar el resto; podría ser parte de una N, V ó U.
A la derecha del anterior hay una A. Se hizo primeramente el trazo izquierdo; a continuación
el otro y, finalmente, el transversal que no llega a unirse al de la derecha (Fig. 9, B).
— Cerámica: Hay fragmentos de común ibérica lisa y pintada con decoración geométri-
ca sencilla y compleja. Un pequeño fragmento, que pertenecería a una vasija de gran
tamaño, está decorado con motivos vegetales muy estilizados y en él se manifiesta el
«horror vacui».
Además hay fragmentos de sigillata sudgálica, hispánica y clara A.
muy lejano, tanto por su considerable tamaño, como porque en la parte labrada no se aprecian
desperfectos que se hubieran producido por el roce.
Próximo al lugar del hallazgo se ha acumulado, para facilitar las tareas agrícolas, un gran
montón de piedras, que posiblemente se utilizaron en construcciones y que aparece en la
fotografía de figura 2, B en la parte derecha. Hay también restos de tégulas, plaquetas de
mármol, ímbrices y fragmentos de bloques de arenisca. Estos mismos materiales aparecen en las
lindes de los terrenos próximos.
DESCRIPCIÓN DE LA ESTATUA
Está esculpida sobre roca arenisca de grano fino y color beige. En algunas zonas tiene
tonalidades verdosas producidas por el contacto con la hierba, oscuras de la tierra y negruzcas,
en la espalda, debido del neumático del tractor.
FIGURA 4.
A: Parte posterior de la estatua.
B: Detalle de los restos de la túnica que lleva bajo el pallium.
Medidas.
— altura: 82´5 cm.
— anchura: 45 cm.
— grosor: 25 cm.
Representa la figura masculina de un togado que ha sido labrada solamente hasta encima de
las rodillas. Le falta la cabeza y cuello, del que solo se aprecia el inicio. La base, en la que se
ven las huellas del cincel, presenta acabado tosco. La estatua, con un ligero apoyo, se mantiene
vertical (Fig. 3).
La parte de pecho comprendida entre el inicio del cuello y la mano pensamos que ha sido
rebajada intencionalmente, eliminando el relieve que tendría. A pesar de ello aún se aprecian los
restos de la túnica que llevaba debajo (Fig. 4, B).
La espalda se desbastó ligeramente y se aprecian las acanaladuras hechas por el arado (Fig.
4, A); una de ellas ha arrancado un fragmento del lateral derecho, en la unión entre el primer
pliegue y el segundo (Fig. 5, A). En la parte izquierda de la figura hay dos roturas: una afecta a
los pliegues que caen en vertical y a parte de la base; otra produce una concavidad en la mayor
parte del lateral izquierdo (Fig. 5, B). Por toda la superficie hay desconchados debido a la
blandura de la roca en que se labró y en la parte derecha del último pliegue, hay un hueco
natural (Fig. 5, A).
La figura va envuelta en unpallium . Desde su lado derecho parten cinco pliegues curvos que
se recogen en la mano izquierda, a la altura de la cintura, para caer desde allí verticalmente.
Sobre el pecho se forma un escote triangular a modo de sinus, con pliegues más densos, seis a
la izquierda y cuatro a la derecha (Fig. 3). En el vértice aparece la mano diestra, que sujeta la
prenda; su posición iría forzada respecto al antebrazo. Los dedos están muy desgastados,
apreciándose un relieve que podía corresponder al pulgar, que estaría muy abierto, o bien podía
ser parte de los pliegues del escote (Fig. 6, A).
El brazo izquierdo caería pegado al cuerpo y sólo asomaría la mano, de la que apenas queda
un muñón (Fig. 6 B).
MATERIALES ENCONTRADOS EN LAS PROXIMIDADES
— Bloques de arenisca con huella de haber sido trabajados:
En la linde del bancal, paralela a la carretera, en el que se encontró la estatua, hay dos
grandes bloques que aparecen en figura 7. El de la derecha tiene una acanaladura paralela a uno
de sus lados (cuyo detalle se puede apreciar en la fotografía de abajo), con una anchura de 8 cm.
y de profundidad desigual: en el extremo redondeado es de 4 cm., formando un plano inclinado,
que disminuye en altura hasta igualarse con la superficie de la cara. En el bloque de la izquierda
se ha rebajado su superficie central en una profundidad de 2 cm., quedando dos de sus bordes a
una mayor altura.
En el montón de piedras que aparece a la derecha de la fotografía de figura 2, B, se encontró
un bloque que conserva dos caras originales. En una de ellas aparece una perforación y huellas
de otra (Fig. 8, arriba). En la parte opuesta hay tres huecos, que podían ser la parte final de otras
perforaciones, que tendrían su inicio en la cara original (Fig. 8, abajo). También procede de este
lugar un pequeño bloque con dos caras paralelas separadas por una altura de 14 cm. Su frente
está formado por un filete y media caña (Fig. 9, A).
— Otros restos:
Fragmento de ímbrice: Lleva incisas dos letras capitales. Ambas fueron trazadas con un
instrumento de punta roma, posiblemente un punzón, que da lugar a un perfil en «U»; se hicieron estando la arcilla tierna, ya que se aprecian las rebabas. Las líneas verticales son
ligeramente curvas y trazadas de arriba abajo.
A la izquierda aparece un trazo ligeramente inclinado cuya parte inferior coincide con la
rotura, lo que impide determinar el resto; podría ser parte de una N, V ó U.
A la derecha del anterior hay una A. Se hizo primeramente el trazo izquierdo; a continuación
el otro y, finalmente, el transversal que no llega a unirse al de la derecha (Fig. 9, B).
— Cerámica: Hay fragmentos de común ibérica lisa y pintada con decoración geométri-
ca sencilla y compleja. Un pequeño fragmento, que pertenecería a una vasija de gran
tamaño, está decorado con motivos vegetales muy estilizados y en él se manifiesta el
«horror vacui».
Además hay fragmentos de sigillata sudgálica, hispánica y clara A.
CONCLUSIONES
Nuestra figura es
semejante a otras aparecidas en distintos puntos de la Península.
Algunas
de ellas se conocen desde
el siglo XIX y han sido estudiadas por diversos autores. Nosotros
sólo
citaremos los más
recientes trabajos, ya que en ellos se recoge toda la bibliografía
anterior, que
cualquier interesado
sobre el tema puede consultar.
La escultura aparece
cubierta con el pallium, también denominado toga exigua o praetexta,
lo que la diferencia de
otras estatuas de togados de época imperial. Esta vestimenta tenía
su
origen en el himation
griego y su uso por los romanos se adoptó a partir del siglo III a.
C.,
generalizándose
posteriormente y compitiendo con la toga imperial
2
.
Entre sus paralelos
destacan las aparecidas en la provincia de Albacete, en el Cerro de
los
Santos de Montealegre del
Castillo, donde son varias las figuras, más o menos completas, que
tienen parecidos con la
nuestra3
. Se han encontrado
también en Cartagena, que sólo se conoce
por un dibujo4
, Tarragona5
, Barcelona6
, Carmo en Portugal
7
y Badalona8
. En la escultura del
Duque se aprecian ciertas
diferencias respecto a las citadas anteriormente. No se ve el
abulta-miento que producen los brazos debajo del pallium. La técnica
en la realización de los pliegues
del escote y los que caen
verticalmente desde la mano izquierda, es distinta a la usada al
realizar
el resto del pallium. Los
primeros están hechos mediante incisiones, mientras que los segundos
son curvos, amplios y
realizados en planos escalonados. Esto hace que se vea un perfil
sinuoso
en el lado derecho,
mientras que el izquierdo es más rectilíneo. La menor anchura que
se
observa en el pliegue
inferior se debió a que quedó interrumpido al labrarse la figura
solamente
hasta por encima de las
rodillas, como ya indicábamos anteriormente. Una figura ápoda,
procedente del Cerro de
los Santos, es la del Museo Arqueológico Municipal «Cayetano de
Mergelina» de Yecla,
pero representa a un togado altoimperial
9
. Es posible que estas
diferen-
cias, así como la
posición forzada de la mano que presenta la figura, se deban a la
inexperiencia
del escultor para lograr
los volúmenes y proporciones, tal y como se ha señalado para otras
estatuas de este tipo10
.
A un nivel inferior de
los pliegues que forman el escote triangular del pallium, se aprecian
los de la túnica. En la
mayoría de las figuras ésta es lisa con escote recto o curvo. En la
del
Duque la inclinación y
grosor de los pliegues muestran cierto parecido con la figura con
bulla
procedente del Cerro de
los Santos, que se ha indicado que se encuentra en los fondos del
Museo de Barcelona11
y que Noguera Celdrán
indica que está en paradero desconocido12
.
Debido a la destrucción
que presenta el togado del Duque no podemos saber como sería el
escote. Los restos de
pliegues de la túnica parecen sugerir que fuese triangular, lo que
no es
frecuente. Dentro de la
escultura ibérica los escotes triangulares son de época tardía13
.
Ya señalábamos la
mutilación, que creemos voluntaria, de la zona del escote, que
también
afecta a parte de la
mano. En caso de que hubiese sido fortuita deberían haberse dañado
los
pliegues del escote del
pallium, que sobresalen mucho más. Es posible que se hiciera para
eliminar algún rasgo de
la figura. Esto unido a la pérdida de la cabeza hace que hayan
desaparecido los
principales rasgos distintivos, tal y como señaló García y Bellido
para otras
estatuas14
.
Para algunos autores los
togados son la última manifestación de la escultura ibérica. La
posición de la mano
cogiendo el embozo del pallium, a la altura del pecho, es propio del
periodo
tardorrepublicano. La
cronología que aportan los estudios más recientes oscila entre el
siglo II
a.C.
15
y los que lo llevan al
siglo I a.C.
16
. Algunos de estos
autores como Noguera Celdrán
matizan más, ubicándolos
en los decenios centrales del siglo II a. C., mientras que García y
Bellido los sitúa en la
primera mitad del siglo I a. C.
Para estas esculturas se
han señalado diferentes finalidades. Se las ha considerado como
representaciones
religiosas, icónicas, retratos, exvotos, etc. Han aparecido en
santuarios, como
las del Cerro de los
Santos, necrópolis y ciudades17
.
Todos los togados de este
tipo destacan por su rigidez y frontalidad, lo que apreciamos
también en el del Duque.
La parte posterior no se ha labrado, lo que nos indica que solo debía
verse de frente.
Seguramente se colocaría en alto, ya que, en caso contrario quedaría
a un nivel
inferior a la vista y
parecería desproporcionado.
La labra de estas
figuras, y de otras semejantes, tal y como señaló García y
Bellido, es
sumaria y esquemática y
no destacan como obras de arte18
.
No podemos decir nada
concreto sobre el lugar en que estaría ubicada. La presencia de los
bloques de arenisca, a
los que ya hemos hecho referencia, en la zona donde apareció, podían
ser
indicios de un edificio
de considerables dimensiones, pero esto solo se podría confirmar o
desmentir mediante la
realización de excavaciones. Es posible que la loma cortada por la
carretera tuviera cierto
carácter sagrado, pues en ella y a escasos 200 metros del lugar
donde
apareció la estatua se
ubica la necrópolis ibérica (Fig. 2, A). La continuidad de los
espacios
religiosos, a lo largo
del tiempo, se ha señalado en algunos lugares19
.
También pudiera ser que
la estatua se hubiese llevado desde otro punto del extenso yaci-
miento para ser
reutilizada.
Balil piensa que estos
togados fueron labrados por artesanos locales, tenían por finalidad
abastecer el mercado con
productos más asequibles, por lo que se siguió utilizando el mismo
tipo de piedra que se usó
en la escultura ibérica, pero empleando ya una iconografía romana,
lo
que demuestra el avanzado
estado de romanización de las zonas en donde aparecen20
.
El uso de la toga entre
los iberos romanizados debió estar muy generalizado ya que Estrabón
(III, 2, 15), emplea el
término togati para referirse a ellos.
La importancia que
alcanzó la romanización en Puebla de don Fadrique se aprecia en que
son numerosos los
yacimientos de época romana que hay en su término municipal (Fig.
1).
Cercanos al Duque se
encuentran el de Bugéjar
21
y el Cerro del Trigo, en
cuya cima se ubican
los restos de una
fortificación romana de forma rectangular de unos 159 metros de
largo por 34
metros de ancho, que
contaba con potentes muros y que terminaba en un torreón
rectangular.
Más alejados aparecen
otros yacimientos de cronología similar a la del Duque como
Pedrarias,
Lóbrega, Molata de Casas
Viejas, Cortijo de la Merced, Casa Moya, etc. Y también un conjunto
de villae, distribuidas a
lo largo del término municipal, de las que ya hemos dado noticias22
. Se ubicaron a lo largo
de caminos que creemos fueron usados en época romana y que
constituirían
un importante enlace
entre el Levante y Andalucía oriental
23
.
Algunas de estas estatuas
se han considerado como prueba de la existencia de un personaje
de cierta relevancia
social, política, etc., con un elevado poder adquisitivo y que
posiblemente
contase con la ciudadanía
romana24
. Se ha señalado que
estas esculturas solo pudieron ser
adquiridas por las clases
superiores de las comunidades ibéricas destinadas a servir la trama
socio-política-económica
creadas en Hispania por los romanos25
.
En el Duque hay
materiales, como se puede ver en nuestro trabajo sobre el yacimiento,
que
indican un elevado poder
adquisitivo de alguno o algunos de sus habitantes, tanto en época
ibérica (a juzgar por la
presencia de abundante cerámica ática), como romana, lo que
confirma-
ría la hipótesis
anterior.
Lóbrega, Molata de Casas
Viejas, Cortijo de la Merced, Casa Moya, etc. Y también un conjunto
de villae, distribuidas a
lo largo del término municipal, de las que ya hemos dado noticias22
2 SAGLIO, E.:
Dictionnaire des Antiquités Grecques et Romaines, Voz pallium, vol.
IV, p. 291.
3 GARCÍA Y BELLIDO, A:
«Dos datos cronológicos relativos a la escultura y epigrafía
ibéricas», Estudios
dedicados a Menéndez
Pidal, tomo III, Madrid, 1952, pp. 507-516.
BALIL, A.: «Plástica
provincial en la España romana», Rev. de Guimaraes, 70, 1960, pp.
107-133.
RUIZ BREMÓN, M.:
«Esculturas romanas en el Cerro de los Santos», Archivo Español
de Arqueología, 59,
Madrid, 1986, pp. 67-87.
— Los exvotos del
santuario ibérico del Cerro de los Santos, Albacete, 1989.
RUANO RUIZ, E.: La
escultura humana de piedra en el mundo ibérico, Madrid, 1987.
NOGUERA CELDRÁN, J.M.:
La escultura romana de la provincia de Albacete, Albacete, 1994.
4 NOGUERA CELDRÁN, J.M.:
La ciudad romana de Carthago Nova: La escultura, Murcia, 1991, p. 122
y
lám. 30.
5 GARCÍA Y BELLIDO, A.:
«Dos datos cronológicos…» Op. Cit. nota 3, pp. 510-511 y fig. 5.
KOPPEL, E.: Die Römischen
Skulpturen von Tarraco. Berlín, 1985, pp. 88 y 89, nº 116, lám.
47.
6 BALIL, A.: «Plástica
provincial…» Op. Cit. nota 3, p. 122 y fig. 3.
GARCÍA Y BELLIDO, A.:
Collectión Latomus, XXV. 1966; p. 423.
7 GARCÍA Y BELLIDO, A.:
Esculturas romanas de España y Portugal. Madrid, 1942, pp. 191 y
192, lám.
161, nº 227.
GARCÍA Y BELLIDO, A.:
«Dos datos cronológicos…» Op. Cit. nota 3, pp. 511 y 512 y fig.
7.
8 GUITART, J.: Baetulo.
Topografía arqueológica. Urbanismo e historia, Badalona, 1976, pp.
160-162, lám.
XLII, 1 y XLIII, 1.
9 NOGUERA CELDRÁN, J.
M.: La escultura romana… Op. Cit. nota 3, pp. 138-140 y lám. 62.
10 NOGUERA CELDRÁN, J.
M.: La escultura romana… Op. Cit. nota 3, pp. 117.
11 RUIZ BREMÓN, M.:
«Esculturas romanas…» Op. Cit. nota 3, p. 80 y fig. 4.
12 NOGUERA CELDRÁN, J.
M.: La escultura romana… Op. Cit. nota 3, pp. 16 a 128 y lám. 56.
13 RUANO RUIZ, E.: Op.
Cit. nota 3, tomo III, p. 480.
14 GARCÍA Y BELLIDO, A.:
Esculturas romanas… Op. Cit. nota 7, p. 175.
15 BALIL, A.: Op. Cit.
nota 3, pp. 120 y 121. RUANO RUIZ, E.: Op. Cit. nota 3, p. 121 y
NOGUERA
CELDRÁN, J. M. Op. Cit.
nota 3, p. 117.
16 GARCÍA Y BELLIDO, A.:
«Dos datos cronológicos…» Op. Cit. nota 3, p. 512 y RUIZ BREMÓN,
M.:
«Esculturas romanas…»
Op. Cit. nota 3, p. 69.
17 NOGUERA CELDRÁN, J.
M. Op. Cit. nota 3, pp. 109, 112, 116, 237 y 279. RUIZ BREMÓN, M.:
Los
exvotos del santuario…
Op. Cit. nota 3, p. 158. BALIL, A. Op. Cit. nota 3, pp. 120 y 122.
RUANO RUIZ, E.: Op. Cit.
nota 3, tomo II, pp. 186
y GARCÍA Y BELLIDO, A.: Esculturas romanas… Op. Cit. nota 7, p.
508.
18 GARCÍA Y BELLIDO, A.:
Op. Cit. nota 3, pp. 508 y 509.
19 RODÁ DE LLANZA, I.:
«La difícil frontera entre escultura ibérica y escultura romana».
Saguntum – Extra,
1. Valencia, 1998, pp.
265-273.
20 BALIL, A.: «Plástica
provincial…» Op. Cit. nota 3, pp. 114 y 120.
21 FERNÁNDEZ PALMEIRO,
J. y SERRANO VÁREZ, D.: «Fragmentos de tégulas, ímbrices y
ladrillos con
restos epigráficos
procedentes de Bugéjar (Puebla de don Fadrique, Granada)»,
Antigüedad y Cristianismo, X, Murcia,
1993, págs. 625-652.
22 FERNÁNDEZ PALMEIRO,
J. y SERRANO VÁREZ, D.: «Un conjunto de villas romanas del Campo de
la
Puebla de don Fadrique
(Granada)», Antigüedad y Cristianismo, XV, Murcia, 1998, pp.
541-575.
23 FERNÁNDEZ PALMEIRO,
J. y SERRANO VÁREZ, D.: Op. Cit. nota 22, pp. 568-570.
24 RUANO RUIZ, E.: «El
Cerro de los Santos (Montealegre del Castillo, Albacete): Una nueva
interpretación
del Santuario», Cuaderno
de Prehistoria y Arqueología, 15, Madrid, 1988, pp. 253-273.
25 NOGUERA CELDRÁN, J.
M.: La escultura romana… Op. Cit. nota 3, pp. 120 y 240.
RODÁ DE LLANZA… Op.
Cit. nota 19, p. 266.