martes, 19 de agosto de 2014

BUGÉJAR



BUGÉJAR


  

    El yacimiento ocupa un suave elevación a escasos metros del nacimiento de la fuente y junto a un grupo de edificios constituido por un porche para guardar el ganado, una pequeña ermita y un cortijo conocido como “la Casa Grande”, que quedan algo separados del núcleo principal de la cortijada de Bugéjar, que está a poca distancia del límite con Almería.
      El poblado, de pequeñas dimensiones, se situó en unos terrenos en los que en época reciente se hizo una huerta, que debió ser regada con el agua extraída de un pozo por un aeromotor o molineta que hay en sus proximidades. Presenta varios aterrazamientos a distintos niveles y está rodeada por una tapia, que en diversos  puntos aparece caída, hecha con piedras y barro y que se revocó con yeso. En la elección del lugar de ubicación debieron influir la cercanía a la fuente, el control del camino de El Paso (que es una de las principales comunicaciones naturales entre los altiplanos granadinos y las tierras murcianas y almerienses) y el estar en una zona con buenas posibilidades agropecuarias.
      La vegetación del lugar se limita a algunos árboles destinados a proporcionar sombra, como unos grandes  plátanos, así unos pocos almendros y perales. Los campos próximos están destinados al cultivo de cereales de secano y hay, junto a la acequia que forma el manantial, pequeñas huertas que se riegan con su agua.
      Sobre el terreno no se aprecian restos de viviendas ni tampoco de muralla, lo que resulta extraño dada la fácil accesibilidad del lugar, aunque en caso de disponer de ella es posible que hubiese sido desmantelada al hacerse la huerta, utilizando las piedras en los muros de los aterrazamientos y en la cerca que la circunda.
      Los materiales que ha proporcionado son los típicos de los asentamientos campaniformes.  Abundan los fragmentos de cerámicas lisas: cuencos, vasos carenados, fuentes de labio exvasado, ollas, etc. Son numerosos los restos de queseras y de campaniformes incisos, siendo más escasos los decorados con puntillado. Hay también punzones de hueso, espátulas, un botón de perforación en “V”, brazales de arquero, láminas y laminitas de sílex, adornos confeccionados con caracolas y conchas marinas, un trozo de brazalete y algunos útiles de cobre como los puñales de lengüeta, un punzón y las puntas de flecha de tipo Palmela. Los numerosos dientes de hoz indicarían su uso en actividades agrícolas y los restos de pesas de telar y fusayolas, su empleo en la confeccion de tejidos.
      La cronología del yacimiento estaría en torno a los dos primeros siglos del II milenio a. C. 












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