EL
NEOLÍTICO
La palabra Neolítico significa “piedra nueva”. Se usó
esta denominación para indicar una nueva técnica del trabajo de la piedra, que
ya no se tallaba como en el Paleolítico sino que se pulimentaba.
Sin embargo actualmente el término Neolítico hace
referencia a un nuevo periodo de la Prehistoria en el que el hombre descubre la
agricultura y la ganadería. Es un cambio fundamental que se ha denominado
“revolución neolítica”, ya que los hombres abandonan la economía depredadora,
basada en la caza y la recolección, para tener una economía productora, en la
que son capaces de producir sus propios alimentos. Así el pulimento de la
piedra tan solo es una innovación técnica, al igual que lo fueron la cerámica,
el telar o la rueda, que fueron una consecuencia del descubrimiento de la
agricultura y la ganadería.
Este gran cambio se inició hacia el 8000 a. C. en la zona
asiática del Creciente Fértil, hacia el 7000 a. C. en América Central,
alrededor del 6000 a. C. en China y del 4500 a. C. en América del Sur. En la
Península Ibérica se inició sobre el 5200 a. C. y se divide en Neolítico
antiguo (5200-3500 a. C.), Neolítico medio (3500-2800 a. C.) y Neolítico final
(2800-2500 a. C.).
Son varias
las teorías que tratan de explicar esta gran “revolución”. Una de las más
aceptadas es la del cambio climático, que señala como al final del Paleolítico
se va a producir un aumento de la temperatura, que derritió parte del hielo de
los casquetes polares, provocando el aumento del nivel del mar y una alteración
de la flora y de la fauna. Las grandes extensiones de tundra retrocedieron , al
igual que lo hicieron muchos herbívoros, que se retiraron a zonas más frías,
por lo que la caza y los alimentos de los hombres comenzaron a escasear.
Grandes zonas de la tierra se desertificaron, obligando a las personas,
animales y plantas a refugiarse cerca de los grandes ríos, donde el suministro
de agua estaba asegurado. Esta yuxtaposición de
hombres animales y plantas conduciría, tras un largo proceso, al
descubrimiento de la agricultura y la ganadería. Otra teoría cree que el cambio
climático, que ya se había producido anteriormente en otras ocasiones, no
explicaría la “revolución neolítica”, que se debería a un aumento de la población que haría
necesaria una transformación económica para solucionar los problemas de
subsistencia, sobre todo en las zonas marginales más pobres y con menos
recursos. Finalmente hay investigadores que piensan que el Neolítico se debió a
una evolución cultural a partir de los modos de vida mesolíticos: las
comunidades humanas del Creciente Fértil conocían perfectamente su hábitat, lo
que les llevó, de forma insensible, a la domesticación de animales y al cultivo
de plantas.
Con el
Neolítico los modos de vida cambian. El hombre se hace sedentario y aunque se
siguen utilizando las cuevas, van a aparecer los primeros poblados al aire
libre. Las casas, que eran de planta circular o rectangular, se construían con
piedras y con adobes hechos de arcilla mezclada con paja. Tenían una zona con
esteras para dormir, una cocina con vasijas, despensa, horno, etc. Generalmente
tenían una sola puerta y su techumbre era de cubierta vegetal.
La vida de las comunidades neolíticas requería una
organización y una división del trabajo para encargarse de las distintas
tareas: agricultura, ganadería, cestería, elaboración de tejidos, fabricación
de cerámica, etc. También va a surgir una nueva actividad, el comercio, que se
va a realizar mediante el trueque (intercambio de productos).
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