miércoles, 20 de agosto de 2014

CERRO DE LA CRUZ DE BUGÉJAR



















CERRO DE LA CRUZ DE BUGÉJAR


El Cerro de la Cruz es un poblado ibérico que se encuentra cerca de Bugéjar y de su fuente, en un cerro calizo de aspecto cónico que alcanza los 1180 m. de altura, que forma parte del límite entre Almería y Granada. Los terrenos están formados por dolomías y calizas dolomíticas y hay una pequeña zona al este de margas abigarradas, areniscas y yesos. La llanura que hay a sus pies está constituida por conglomerados y limos.

Sus laderas son suaves, siendo de pendientes más acentuadas las del norte y el sur, predominando en ellas la vegetación de esparto, habiendo también tomillo, ajedrea y plantas espinosas y herbáceas.

La visibilidad desde su cumbre es buena, pues se domina la llanura en torno a Bugéjar y se controlan los accesos que, atravesando o bordeando la sierra de la Zarza, comunican esta parte de Granada con  las provincias de Almería y Murcia. El camino más importante, que pasa próximo al cerro es el conocido como El Paso Real o Vereda de Huéscar, que es una antigua cañada real que atraviesa el Campo de la Puebla.

En la elección del lugar de asentamiento tuvo que influir su cercanía a la fuente de Bugéjar, que sería el principal suministro de la población ibérica. Algunos restos de cauces de antiguas escorrentías, que desde el cerro se dirigen al llano, podían indicar la existencia de algunos manantiales  en épocas pasadas.

      Los vestigios arqueológicos se encuentran tanto en sus laderas como en su cumbre. Hay materiales que se podrían encuadrar dentro del Cobre–Bronce,  incluso anteriores, con presencia de fragmentos campaniformes, que habría que poner en relación con el asentamiento de la Edad del Cobre, que hay en la huerta de Bugéjar. Pero los restos más abundantes son los de época ibérica. Aparecen numerosos trozos de vasijas de cerámica de barniz rojo, común ibérica (lisa o decorada con motivos geométricos) y productos de importación, como las cerámicas áticas de barniz negro y de figuras rojas. También hay escorias y trozos muy fragmentados de instrumentos de hierro.

      Tanto la cima del cerro como sus laderas, sobre todo la sur, están muy deterioradas por la acción del ganado y, sobre todo, por excavaciones clandestinas que han hecho grandes agujeros. Esto ha permitido que en algunos lugares se aprecien restos de cimientos de casas rectangulares, formados por piedras trabadas con barro.

      La cumbre presenta un meseta ovalada con aterrazamientos,  para un mejor aprovechamiento del terreno. La mayoría de los muros de contención están realizados con piedras de tamaño medio, aunque la existencia de alguno con piedras mayores podía indicar una muralla que estaría rematada por un torreón cuadrangular en el oeste. En la parte más elevada del cerro se puede ver un  muro de 1 m. de grosor que pertenecería a un gran edificio rectangular.

      Otros lugares donde aparecen vestigios son una cueva, situada en los inicios de la falda este del cerro y que tiene su entrada por un agujero cenital, que pudo ser usada durante el Cobre, y en la llanura al pie de la ladera sur del cerro, donde hay acumulaciones de piedras que podían pertenecer a antiguas casas.

      El yacimiento parece que no llegó a la romanización, pues tan solo se recogen algunos restos de cerámicas campanienses y muy pocas sigillatas que podían relacionarse con el asentamiento romano que hay en Bugéjar.






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